1
La lluvia en nuestras sierras
huele a hinojo y amapolas.
La luna llena de agua de marzo
colma el cuarto y mi mano llena
tu espalda suave,
tu espalda suave.
2
No es cierto que mi cabello
siga siendo tan joven...
no reconocería tus manos
o la yema de tus dedos
en la nuca.
3
Bebían de tus ojos mis labios
hasta que un sorbo quieto
en la garganta, un lazo
de pulso firme
era como una sola sed.
era como una sola sed
y nos besábamos.
4
Apenas te siento en la cintura:
uno puede hundirse entero
en el barro secreto de la vida.
5
Nos estiramos en la cama
y tan cerca tuyo,
mi cabeza es un hueso mudo
que resbala por fin, te oye latir
y muy lejos, en patios ya sin luz,
labran el resto de la noche
las cigarras.