Desde el momento de haber sido convocado por el Museo Municipal de Bellas Artes de Río Cuarto, para organizar y oficiar de curador de una exposición sobre erotismo, incluyendo a las obras patrimoniales vinculadas al tema, inmediatamente pensé en la posibilidad de llevarla a cabo con la participación de un importante número de artistas, porque tuve la convicción de que deberían estar presentes algunos de los exponentes que más han contribuído a aportar y a enriquecer el panorama de las artes visuales en la ciudad a través de la diversidad de sus propuestas renovadoras en la década pasada y en lo que va de ésta.
No son creadores convencionales, pues les preocupa continuamente ampliar el campo artístico por medio de la experimentación y los procedimientos. Hacedores que descollan individualmente con sus programas iconológicos demostrando su talento, que reunidos por primera vez en una sala, se potencian en la multiplicidad de su discurso expresivo.
Y es así, como, veintidós artistas visuales que al mudar dejan su piel como obra, al abordar la poética de lo erótico con su estilo o ideolecto estético específico.
Algunos valiéndose de la alternativa de tomar préstamos culturales, apropiarlos a ellos y adaptarlos a sus necesidades. En palabras de Silvia Benchimol, recuperando desde la obra artística personal, la memoria plástica histórica de las manifestaciones visuales del pasado, como forma y como significado simbólico y no como mera evocación nostálgica, sino más bién poniendo a debate, a prueba, la autenticidad vital con que esas formas circulan en nuestra cultura visual y en el arte actual. De esta manera, los artistas parecen justificar jugar al “voyeur” para penetrar y extraer por el ojo de la cerradura, referencias o citas de imágenes universales para otorgar de un anclaje o sostén histórico – estético a la obra.
En otros casos advertimos la importancia del uso de objetos ajenos a la plástica con los que trabajan los artistas, elevados a la categoría de arte por decisión de éstos, mediante el proceso de resemantización y resignificación de los mismos.
Sin embargo, para Sigmund Freud “todos los objetos están en condiciones de recibir una significación erótica, sobre todo los objetos que funcionan”.
Desnudos los objetos pierden sus cualidades primeras por medio de la descontextualización con el fin de generar nuevos significados y que serán desde luego, ampliados según la experiencia o enciclopedia del “lector” y/o espectador de la obra.
Marcel Duchamp dijo “Creo firmemente en el erotismo”, y confiesa, “ya que es la única cosa de validez universal que hay en el mundo, una cosa que la gente entiende”. Entonces, no cometamos el “pecado” de subestimar la mirada del observador, ya que todo el mundo demuestra ser un especialista en materia de erotismo.
Evidentemente, el concepto que se tenía en la Edad Media de erotismo, contrasta de forma rotunda con el del Siglo XXI, de igual modo, debemos considerar que no es lo mismo lo erótico en la región que en Río Cuarto, y mucho menos, en Mendoza que en Río de Janeiro. Y hablando precisamente de “fronteras” no podemos afirmar que las mismas sean tajantes o difusas, como suele decirse, el erotismo de algunos es la pornografía de los demás y viceversa. Todo está sujeto a convenciones socio – culturales y a la experiencia personal.
Finalmente, encontramos a otro grupo de artistas que seducidos por la pasión de la primitiva divinidad griega del amor, seleccionan y adoptan elementos a otra realidad, para dar vida mediante la reelaboración de matrices imaginarias propias a importados, refuncionalizados e híbridos “Eros de la Pampa Húmeda”.
La apertura del museo al introducir perspectivas de sujetos no implicados directamente en el mismo, es sin duda alguna, una opción firme para transitar el camino hacia la realización de futuras exhibiciones.
Prof. Segundo Argentino Freytes
Curador
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