
Me quedé con esta imagen de mis primeros años de vida, la foto más vieja que tengo de mi existencia. La miré un rato y me dí cuenta que ese niño aún esta en mí, las ganas de explorar, de descubrir el mundo, la curiosidad de pensar que todo es posible y que se puede alcanzar o cambiar, permanecen intactas.
Tuve una infancia y adolescencia muy feliz, padres y hermanos maravillosos. A los 18 años tuve que despegar solo y me vine a estudiar a Río Cuarto, logrando destacarme como artista. Pero mi oficio, mis obras, no significan nada. Lo más grandioso son mis hijas, las que decidimos traer al mundo con mi pareja. A partir de ahí, la vida de un hombre cobra sentido.
Decidí finalmente quedarme con las últimas fotos que nos sacamos en flia., un día de primavera con las glicinas perfumadas que mandó mi mamá de Los Reartes, y que hoy crecen vertiginosamente por las paredes de nuestro hogar.


Pau, Car y Segu.
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