El siguiente es un relato de mi madre, Gerónima Ángela TAPIA de FREYTES (nacida el 31 de mayo de 1939), describiendo a mi abuelo Modesto TAPIA, que murió atrapado en un derrumbe de una mina de mica en las Sierras Grandes cuando ella tenía tan sólo 4 años de vida (una historia que me hace sentir orgulloso por el hecho de llevar parte de su sangre en mis venas y que hoy puedo transmitirsela a mis hijas).
MODESTO TAPIA
Modesto TAPIA, hijo de Santos TAPIA y de María PALACIOS, tenía 12 hermanos: Ramón, Carlos, Julio Santos, Julián Gabino, José Tránsito, Aubry, Pedro, Cleto, Francisco, Veneranda, Aurora y Gerónima.
Todos ellos nacidos en la localidad de La Cruz, Pedanía Cañada de Álvarez, Dpto. Calamuchita.
Modesto, mi padre tenía las siguientes características físicas: baja estatura, tez morena, cabello ondulado, nariz y ojos medianos, boca de labios pequeños.
Era un joven inquieto, trabajador, aspirante, y apasionado por el campo.
Eran frecuentes sus idas y venidas a caballo hacia el campo de su madre en las Sierras Grandes: "Puesto de los Tapia".
Hacía largas horas de viaje cruzando correntosos ríos y arroyos, subiendo y bajando laderas pedregosas, lomadas cubiertas de extensos pajonales, galopes en los cañadones que le hacía ajustar el barbijo de su sombrero.
Observaba todo a su paso, la belleza agreste y apacible del paisaje serrano. Como escuchar en esas alturas el canto de los pájaros, los cencerros de yeguas madrinas, los balidos de las ovejas en las numerosas majadas, el cruce de miradas con algún zorro desconfiado o simplemente el silencio compartido con una remolinera (simpática ave serrana). Mientras cincha su caballo después de un resuello en el bajo de un arroyo, disfruta poco a poco las maravillas del lugar y los incorpora a su forma de vida.
Alrededor de 1920 adquiere en varias oportunidades lotes de ovejas y se dedica a la cría de las mismas. Su primer establecimiento ganadero fue en la falda naciente del "Cerro El Barrial". Aún se conservan el corral y las murallas del rancho a la altura del mojinete.
Su vecino más cercano era Don Guillermo GONZÁLEZ.
A los pocos años, compra sus primeras tierras a Teófila Agustina DOMÍNGUEZ de BUSTOS en un lugar llamado "El Manzano" conjuntamente con sus hermanos Julián Gabino y Julio Santos. Así se dedican a la cría de ovejas y juntos por muchos años abrazaron con pasión, amor y sacrificio este emprendimiento.
En una extensa cañada a orillas del "Arroyo La Vieja", comienza a levantar con piedras las paredes de su casa. Que fue completando con el tiempo una cocina con fogón, dos habitaciones, una pieza de recibo y un cuarto de los aperos.
Sus paredes estaban blanqueadas a la cal, sus techos eran de caña con cumbrera, varas, tirantes, pata de gallo y su cobertura superior era de paja que por aquellos años era irremplazable a esa altura de las sierras.
Las maderas de esa casa fueron traídas del bajo a lomo de mula, por eso la sala de recibo tenía piso de madera.
La sombra se obtenía de frescos mimbres, donde los caballos que él mismo amansaba, se mosqueaban en largos resuellos y pronto a ser nuevamente ensillados para otra recorrida campera.
El cerco de la casa, la manga y los corrales los levantaron de piedra constituyendo fuertes pircas para contener a la hacienda.
Corría el año 1930, cuando su hermano Aubry de 23 años y María Adela VÉLEZ de 22 años contraen matrimonio y emprenden su viaje de luna de miel al "Puesto El Manzano", con sus alforjas llenas de esperanzas y con su noble misión de criar ovejas con sus hermanos Julián, Santos y Modesto.
Para ellos fue un enorme sacrificio vivir en esos humildes ranchos, recoger agua del arroyo, cocinar con leña de vaca sobre un fogón de piedra, lavar en el arroyo, soportar los crudos inviernos cuando las nevadas los cubría con su manto blanco que se acumulaba en las puertas y que para salir era necesario palear.
Al no haber pastura las ovejas caminaban todo el día. Era una tortura salir detrás de ellas, tratando de rodearlas para hacerlas volver al rodeo de su manga. Si la noche era oscura había posibilidades que los visitara el puma.
La hacendosa ama de casa, doña Adela los esperaba con el fuego encendido y allí entre mate y mate, tortas fritas o al rescoldo se desemtumían e iban repasando lo vivido durante el día hasta recuperar sus energías.
Modesto, en el invierno de 1932 con 35 años, contrae matrimonio con María Ana MEDINA de 27 años, viuda en primeras nupcias del extinto Antonio MARTÍNEZ con un hijo de 8 años llamado Luis Antonio MARTÍNEZ. Doña María Ana también se dedicaba a la actividad ganadera.
Modesto, en el invierno de 1932 con 35 años, contrae matrimonio con María Ana MEDINA de 27 años, viuda en primeras nupcias del extinto Antonio MARTÍNEZ con un hijo de 8 años llamado Luis Antonio MARTÍNEZ. Doña María Ana también se dedicaba a la actividad ganadera.
Por ese tiempo se radicaron en el hogar de su esposa en el "Puesto El Durazno", próximo a la "Quebrada de El Cajón".
Así Modesto continúa repartiendo su trabajo en ambos puestos, siempre acompañado por sus hermanos.
Más tarde, el matrimonio de Aubry y Adela y sus hermanos Julián y Santos fueron regresando al bajo buscando otros horizontes para sus familias recién constituidas.
Modesto, María Ana y sus hijos: Antonio MARTÍNEZ (el hijo mayor de María Ana con su matrimonio anterior), Ana, Modesto, Inés, Ángela, y Eva se radican definitivamente en "Puesto El Manzano" (también llamado "Puesto del Sur").
Modesto aparte de dedicarse a la cría de hacienda, también realizaba tareas de minería, tenía una mina de mica ubicada en el campo "La Ciénaga", próxima al "Cerro Champaquí". Mina que bautizó con el nombre de "María Ana" cuando era aún su novia.
Al mineral lo extraía a fuerza de tiros de dinamita, puntas de pala y pico. Se la clasificaba en números 2 - 4 - 6, etc., y la cortaba con una tijera colocada en una horqueta de orco - molle.
Al mineral lo extraía a fuerza de tiros de dinamita, puntas de pala y pico. Se la clasificaba en números 2 - 4 - 6, etc., y la cortaba con una tijera colocada en una horqueta de orco - molle.
Armaba fardos en bolsas de arpillera para trasladarla en cargueros hacia Traslasierra, donde estaban los centros de acopio y comercialización.
Esta fue su gran pasión, que le trajo muchos réditos económicos, con el cual adquirió parte de sus campos.
Esta actividad, la minería le llevó la vida, justo cuando había encontrado una veta importante, no solo de minerales sino una veta de bienestar familiar para su esposa, hijos y hermanos con los que tanto trabajó.
Así quedamos guaschos, solo al resguardo de mamá ahora con sus 8 hijos, pues los mellizos Rosa y José nacieron después de morir papá.
Frecuentemente venían ayudarnos en las distintas tareas, vecinos como los hermanos Antonio y Héctor PRADO o Don Cándido VIDELA. También estaban muy cerca nuestros tíos.
Tío Cleto, que vivía muy cerca, venía a apoyarnos en las distintas tareas, lo mismo su esposa Candelaria y su hija María que cuando nos visitaban traían un ramo de perfumadas flores.
Cuando le preguntábamos la hora a tío Cleto, él se orientaba por el sol y nos decía son las 3 o las 4. Nunca sabíamos como lo conseguía con exactitud.
Antonio, nuestro hermano mayor sabía contar que cuando tío Cleto hizo la pirca perimetral sur en el campo de LOZADA ECHENIQUE y que cuando vino este señor a recibir el trabajo ya concluido, la pirca tenía solo 1, 20 m. de altura. La tuvo que mandar a levantar más alta con otros hombres. Para tío Cleto estaba bien, ya que él era de muy baja estatura.
El tío Pedro, muy seguido llegaba en su caballo blanco. Personalmente se encargó de la Sucesión de Herederos que a los 9 meses que falleció papá, fue aprobada. También veló por sus pequeños sobrinos y se ocupó del mantenimiento del nicho de su hermano Modesto hasta el fin de su vida.
Allá por 1974 visité su casa en "La Loma de la Cal", cerca del "Arroyo San Antonio". Recuerdo los naranjos en el patio y la galería de la casa donde funcionaba como escuela.
Por éstos dos tíos sentíamos mucho afecto, de ellos recibíamos mucho cariño, abrazos, besos; yo los sentía como mi padre a cada uno de ellos.
Los tíos Carlos, Santos y Ramón los veíamos menos y cuando nos visitaban no entendía porque no estaba papá y siempre el tema de conversación era sobre su hermano Modesto. Su ausencia, mucho me entristecía, lo mismo los llantos de mamá.
Al tío Francisco, lo recuerdo con alegría, él siempre estaba contento, le contaba a mamá tema de mujeres, que tenía 7 trajes, uno para cada día de la semana (creo que también eran 7 las novias). Una novia, "La Turca" la llamaba, le había pintado un barco al costado de su sombrero blanco de paja, al que lucía orgulloso. Le decía a mamá que solo le faltaba un auto para morir estrellado. Era muy conversador, gracioso y presumido.
A los otros tíos, no los conocía, solo recuerdo que mamá los nombraba.
A mi abuela María y tía Veneranda las conocí cuando tío Pedro nos llevó en su jardinera a La Cruz. Parecíamos pavos sacando la cabeza y escondiéndola cuando alguien nos veía. Fue allá por el año 1948/49 cuando ya no estábamos en "El Manzano", sino en "Las Torrecitas", un campo que adquirió mamá y desde donde puedo recoger otros recuerdos tan lejanos como el tiempo que tuvo alejado a mis tíos y primos.
Pero recuerdos tan lejanos que se atesoran con afecto permanentemente.
Gerónima Ángela TAPIA.
Los Reartes, 28 de noviembre de 2009.
Modesto TAPIA (única fotografía existente de mi abuelo, conseguida hace muy poco tiempo a través de parientes de mi mamá y que ha sido intervenida mediante el dibujo de su camisa y corbata).
Vista de la arboleda del "Puesto El Manzano" o "Puesto del Sur".
Herramienta para clasificar mica sobre una horqueta de orco - molle, perteneciente a mi abuelo Modesto TAPIA.
Mina y taperas del rancho de acopio de minerales y herramientas con vista hacia el "Arroyo La Vieja".
3 comentarios:
EXCELENTE RELATO, CARGADO DE IMAGENES Y NOSTALGIA.
UN ABRAZO
HUGO CATALAN
EXCELENTE RELATO, CARGADO DE IMAGENES Y NOSTALGIA.
UN ABRAZO
HUGO CATALAN
Gracias Huguito!. Te mando un abrazo y te felicito por la proyección que tenés día a día con tus creaciones.
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